Quedé hipnotizado al verla. Fueron tan solo unos segundos y en seguida se dió la vuelta.
Ella recogía su cabello rubio en una coleta, dejando al descubierto su cuello largo de piel blanca y de líneas perfectas.
Su tacto debía ser terso, su olor, casi podría asegurar que dulce, y justo en el nacimiento del pelo, un pequeño lunar que invitaba a ser besado
Comenzó a girarse; no era cortés mirarla pero me fué imposible evitarlo.
El óvalo de su cara era perfecto, y su perfíl suave como el de una muñeca.
Avanzó hacia mi, tenía los labios carnosos y los ojos del color del mar.
Cruzamos la mirada por breves instantes y pasó lo suficientemente cerca para sentir su perfume y saber, que podría vivir en la curva que formaba el final de su cuello y el principio de sus hombros, y morir ahogado en el mar de sus ojos.
03 abril 2006
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4 comentarios:
Mmmm es tuyo?
Gracias por compartirlo!!
De nada, espero que os guste. Y por cierto, si, lo he escrito yo
Me gusta el romanticismo de tus historias y cómo las escribes breves pero intensas. Gracias, sigue poniendo de éstas que agradan y conmueven.
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